Todos hemos padecido esta dolencia alguna vez en la vida y seguro que con mayor frecuencia de la deseada. Se trata de una mini rotura de las fibras musculares que provocan una inflamación que alcanza su punto culminante (máximo dolor) a las 48-72 horas.
Se produce cuando las fibras utilizadas están poco entrenadas o la carga de entrenamiento es muy alta. Suele darse a principio de temporada y cuando se inician actividades diferentes a las acostumbradas.
Las zonas más afectadas son las uniones musculares con los tendones cerca de las articulaciones. En esa zona es donde existen mayor cantidad de fibras débiles y tensión. Las agujetas acaban con las fibras débiles (se sustituyen por otras) y fortalece las que soportan el esfuerzo.
El mejor remedio es la repetición del ejercicio que nos ha producido las agujetas, pero con una carga mucho más baja. El tomar agua con azúcar no afecta (ni positiva ni negativamente) en la recuperación, pero sí lo hace una correcta alimentación, rica en minerales (sin excesos), antes y después del ejercicio.
Algunos agradecemos la aparición de las agujetas, para romper la monotonía de los entrenamientos. Además de comprobar “in situ” que nuestro cuerpo todavía debe adaptarse un poco más al esfuerzo, lo que nos da una motivación extra para seguir entrenando.
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