miércoles, 10 de marzo de 2010

67 años son muchos ¿no?

Según nos cuenta el Gobierno, el Banco de España, el BBVA, el Partido Popular Europeo y la Comisión Europea y unos cuantos más, las pensiones en España están, desde insostenibles dentro de 10 años hasta estar a punto del colapso más inminente.

Partimos de la hipotética base que están mintiendo interesadamente y alarmando a la población. Algo parecido ha sucedido hace bien poco con la cepa de gripe A y la OMS.

De no ser así, sería increíble que al frente de estas instituciones tan importantes se encuentren personas que se crean los datos que están aportando. Podéis leer al respecto un interesantísimo artículo de Vicenç Navarro (Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad de Barcelona).

Es interesante por lo que dice, pero mucho más por la sencillez como lo hace:
http://www.vnavarro.org/?p=3166

Me preocupa que el propio Gobierno haya tenido en cuenta esta farsa y sea el que la haya propuesto a la opinión pública. El análisis político simple e inmediato indica de manera objetiva una bajada de la intención de voto. Viendo la respuesta de la opinión popular y sindical, NADIE se atreverá a hacer una reforma de ese tipo en unos cuantos años, independientemente del partido que esté en el poder. ¡Al menos hemos sacado algo positivo de este mal trago!


Para colmo tenemos al FMI que nos compara con Grecia y poco menos que anuncia nuestra debacle si no reducimos los salarios en un 10%. Si estas son las conclusiones de este organismo, un servidor está sobradamente preparado para dirigirlo, siendo casi imposible hacerlo peor (o mejor según como se mire) aunque me empeñase.

Se habla mucho de las soluciones de la crisis que básicamente pasan por la modificación de la carga impositiva, el sistema de pensiones y la reforma del mercado laboral. Vivimos una situación totalmente antipatriótica, insolidaria y falta de sentido común de aprovechamiento de la crisis para lucrarse unos pocos a costa de la clase trabajadora.

Por un lado la patronal “corre que vuela” para conseguir un abaratamiento del despido y pérdida de derechos laborales con reducción de salarios inclusive, por otro tenemos a la oposición con el discurso alarmista para conseguir votos haciendo bueno el oxímoron de “cuanto peor mejor”.

Brillan por su ausencia las políticas de estado con independencia de la ideología. También tenemos al Gobierno con su plan de reducir el gasto público en ¿50000 millones en 3 años? ¿Conocéis de dónde saldrá ese dinero? Lo mismo de siempre: menos prestaciones sociales, congelación o reducción de los salarios de los empleados públicos y reducción de la oferta de empleo público.

Se reduce a aplicar las mismas medidas ultra-liberales que tanto gustan en la Comunidad de Madrid. Los que votamos a este Gobierno no lo hicimos para que tomaran esas medidas tan aciagas para las clases medias y bajas, que bien podía haber tomado la oposición si estuviera en el poder.

Si no queremos crear empleo precario, la única manera de atajar la crisis es aplicando el sentido común, y por lo que se ve los dirigentes andan escasos. No se oye ninguna propuesta del tipo:

1.- Incrementemos la productividad. Pero jamás como entiende la patronal la productividad que es algo así como: “producir el doble y os pagaré la mitad, los beneficios me los quedo yo”. Estamos hablando de otra cosa, de incrementar la eficiencia para trabajar lo mismo pero cobrando mucho más porque se produce más.

Si bien es cierto que no podemos ser competitivos frente a otros mercados, como el chino por los costes de producción, si conseguiríamos una mejora apreciable en el mercado nacional y europeo. Algún día espero ver cómo se sienten a negociar esto mismo los sindicatos tradicionales.

2.- Invirtamos en I+D+i. Con la poca tradición e inversión, tanto pública como privada, es difícil recoger frutos a corto o medio plazo. Pero nos olvidamos de la coletilla “+i” que no es otra cosa que innovación, es el factor decisivo para poder competir en otros mercados donde la mano de obra está por los suelos.

Existen muchos posibles empresarios emprendedores con ideas innovadoras que dan valor añadido a los productos y servicios pero que chocan con la falta de financiación, ¿dónde está el dinero público invertido en la banca para incrementar el mercado crediticio? Como siempre en el bolsillo de unos pocos que ostentan el poder real en este país y en el mundo. Estoy esperando una manifestación para exigir responsabilidades, sancionando a los responsables de la crisis (la banca) y recuperar la inversión realizada.

3.- Persigamos el fraude. Se debe incrementar fuertemente los recursos tanto materiales como de personal dentro del Ministerio de Hacienda. Además falta una importante labor de inculcar valores de solidaridad en las escuelas. Firmes principios solidarios para que los futuros adultos no estén contaminados con la picaresca actual y la ausencia de principios morales. La asignatura de Educación para la ciudadanía se debería de ocupar de ello, pero también el resto de asignaturas, los padres y la sociedad en general.

4.- Persigamos el robo a los ciudadanos. Se perpetra por una parte importante de la clase política mediante favores personales, puestos a dedo, sobornos, prevaricación, especulación inmobiliaria, y un largo etcétera que salpican a TODOS los partidos y que podemos ver diariamente en cualquier medio de comunicación.


5.-Optimicemos los recursos públicos. No hablo de recortes en prestaciones sociales, en congelaciones salariales o en reducciones de ofertas de empleo público.

Se deben eliminar derroches innecesarios, empezando por una reducción del número de ministerios y consejerías innecesarias, de altos cargos, consejeros y demás “beneficiarios” del sistema público, que con sus sueldos, dietas y pensiones vitalicias suponen un agravio a toda la clase trabajadora.

¿Cuándo se va a exigir exclusividad dentro del servicio público? Es inadmisible que los altos cargos también trabajen en la empresa privada.

Ya centrándonos en nuestra Fábrica, tenemos nuestros propios problemas que se suman a los de la crisis mundial. Se podría escribir una enciclopedia del despropósito.

A falta de mejores ideas, recurren a lo sencillo: equilibrar el balance económico de la empresa con las recetas de siempre, principalmente con una reducción de la partida destina a pagar los salarios.

Se consigue fomentando la temporalidad y paralizando las valoraciones de los puestos de trabajo, con el consiguiente mal ambiente laboral y la reducción de la productividad real, pero a algunos esto les da igual.

Espero que por fin entren en razón.

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