jueves, 15 de enero de 2009

¿Qué pasó con Fernando?


A pesar que hemos tratado el tema en la editorial, de recoger el correo enviado y que pueda parecer un poco pesado, me siento en la obligación moral de escribir sobre un compañero: Fernando.

Os pondré en antecedentes. Fernando era un compañero de CERES que ha solicitado una excedencia con la intención de no volver “…salvo desastre termonuclear…”, según nos contaba en un correo de despedida muy interesante ¿Cuáles han sido las circunstancias que han propiciado esta situación?

Primeramente la falta de promoción interna dentro del departamento y de la FNMT en general. Ya no tanto en cuanto a que no se oferten plazas, sino que se quedan vacantes de manera un tanto extraña y terminan ofertándose como O.P.E. Para ilustrar este punto es necesario recordaros que en esta revista ya nos hicimos eco de la injusta situación dentro de los procesos selectivos de puestos técnicos.


3). En el primer artículo se hace mención implícita a nuestro querido Fernando y a algún afectado más.

La existencia de un aprueba de aptitud eliminatoria con una similitud “pasmosa” a una prueba de actitud no deja lugar a interpretaciones. Por otro lado tenemos unos procesos selectivos donde personas que ya están desempeñando el puesto o uno muy similar se las considera no aptas en dicha ¿prueba de situación y se hagan los cambios pertinentes, aunque ya no me hago ninguna esperanza.

¿Cómo es posible que en los procesos selectivos de la FNMT sea considerado no apto y en O.P.E. para la función pública si lo sea? Con estos procesos tan exigentes, debemos tener los mejores “cerebros” de toda España, si no de todo el planeta.

Claros ejemplos tenemos en muchas jefaturas y direcciones, ¿a que soy bueno contando chistes?

Se pone de manifiesto lo que llevamos denunciando desde hace tiempo: la promoción interna importa un “bledo” y la inclusión del punto “…la satisfacción de los empleados” dentro del documento políticas de calidad de la FNMT-RCM es un chiste de muy mal gusto.

Y lo peor es que no se queda sólo ahí. Si tenemos un trabajador descontento que ha solicitado su traslado (como era el caso de Fernando), ¿es inteligente retenerlo contra viento y marea? Se alegó que era ¿imprescindible? y que no iban a permitir su marcha.

Ahora se ha demostrado, con su excedencia, que no es así. A cada uno lo suyo y debo reconocer que no se cumplieron los plazos (por muy poco) para poder formalizarse el traslado, pero también es cierto que se solicitó antes de seleccionar al tribunal y alrededor de 4 meses antes de ofertarse la plaza ???


He sido testigo de la disputa entre Fernando y la dirección. Es justo reconocer que si se hubiera llevado de otra manera o se lo hubieran tomado de una manera más calmada (se aplica a todos), quizás hubieran acabado contentos y felices.

Desde aquí quiero mandarle un abrazo a Fernando y desearle lo mejor en su próxima andadura laboral.

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